En una época de crisis económica, falta de
liquidez y recortes en el sector público, los emprendedores y creadores han encontrado un inesperado aliado para la búsqueda de financiación en un sistema basado en Internet y las redes
sociales. Se trata del “crowdfunding” o lo que en castellano se está
denominando como financiación en masa, financiación colectiva, micro-mecenazgo o micro-financiación. “Lo que se pretende
es que muchas personas de todo el mundo aporten pequeñas cantidades de dinero para
sacar un proyecto adelante, a cambio de una recompensa”, explica Carlos Hervás, cofundador de Lánzanos, la primera plataforma de crowdfunding española.
Casos de éxito
Podría parecer un planteamiento ingenuo en los
tiempos que corren si no hubiera demostrado ya su eficacia. El referente a
nivel mundial es la empresa estadounidense Kickstarter, que desde 2009 ha
recaudado 20 millones de euros para más de 550 proyectos.
En España ya contamos
con varias plataformas y un ejemplo paradigmático: El Cosmonauta, una
película española que ha conseguido más de 450.000 euros gracias a más de 4.000
aportaciones anónimas y el respaldo de más de 500 inversores.
Son también significativos
los casos de Jero Romero, ex componente del grupo Sunday Drivers, y de Canteca de Macao que han financiado sus nuevos discos gracias a las aportaciones de sus
fans.
Hasta el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sufragó parte
de su campaña electoral de 2008 gracias a las micro-donaciones y tan bien le salió la jugada que no ha dudado en volver a recurrir a esta estrategia en esta nueva campaña.
“Es una
tendencia que se está implantando en todo el mundo como una alternativa y que
creemos que se va a consolidar porque, aunque pudiera parecerlo, no está asociada
a la crisis. Surgió en Estados Unidos hace tres años, cuando no tenían
problemas, y allí no existe una cultura de subvenciones ante la que tengan que
reaccionar”, reflexiona Joan Sala, cofundador de Verkami, la otra gran
plataforma española de crowdfunding. “Se aprovecha la tendencia que hay en Internet en
la que las personas confían entre ellas gracias a las redes sociales. Tras la
confianza para compartir información e intereses, llega la confianza por
compartir recursos o el dinero necesario para poner en marcha proyectos”, explica Javier Martín editor de Loogic.com y
fundador de Iniciador.com.
Mucho más que financiación económica
Aunque el crowdfunding se defina como un sistema
de financiación, el hecho de que se apoye en una comunidad de usuarios tiene
una serie de implicaciones y oportunidades que van más allá del dinero. “El contacto directo con tu público implica
muchísima transparencia, un alto grado de apertura a otras ideas y opiniones,
grandes dosis de creatividad, tener una cultura de compartir y ser responsable
ante tus consumidores”, explica Carlos
Hervás, que se declara orgulloso de poder contribuir a que se produzca este
“cambio de chip” en la sociedad. “A todo
el mundo le preocupa muchísimo que le ‘roben’ la idea. Nosotros intentamos
hacerles ver que, en realidad, las ideas se le ocurren a todo el mundo pero que
son las personas y los equipos los que determinan el éxito en su ejecución. Hay
romper ese miedo”, concluye.
“La
comunicación en la red es directa, horizontal y bidireccional así que, si se
quiere, también se puede conseguir que los usuarios aporten ideas de mejora o
que formen parte del proceso creativo de los proyectos. En definitiva, el
crowdfunding, además de facilitarte la financiación, te ofrece estas
posibilidades de comunicación y de creación colaborativa, sin intermediarios”,
explica Beatriz Cebas, periodista especializada y autora del meta-documental “El cine en la era digital”, que financió mediante este sistema para demostrar su eficacia.
¿Qué obtengo a cambio?
¿Y los mecenas? Está claro
que la micro-financiación no va a reportarles beneficios económicos pero puede
darles acceso a productos y experiencias inalcanzables de otra manera. O
simplemente les basta con la satisfacción de estar apoyando un proyecto que
está alineado con sus ideas y valores. Es el caso de la agencia de marketing y comunicación 1300gr, que ha decidido destinar una parte de su presupuesto de
Responsabilidad Social Corporativa a proyectos que se financien mediante este
sistema como una muestra de su apuesta por la innovación.
Intercambio de ideas y conocimientos; mayor
libertad y control sobre los proyectos al eliminar intermediarios; posibilidad
de testear y mejorar los productos con los consumidores antes del lanzamiento; colaboración
para detectar sinergias y oportunidades; escalabilidad y financiación
sostenible, ya que solo los que son capaces de asegurarse sus “clientes” son
los que consiguen micro-financiarse…
Muchas áreas para explorar, tantas como se
desee, porque, tal y como dijo Albert Einstein, “en los momentos de crisis, solo la
creatividad es más importante que el conocimiento”.
(Nota: Este post es parte de un reportaje que he elaborado para la revista corporativa de Renta 4)