Los medios de comunicación y los políticos llevan un par de
semanas muy preocupados por “la imagen de España”, a raíz de los incidentes
violentos que han ocurrido en las últimas manifestaciones ciudadanas de
Valencia y Barcelona.
Vaya por delante que
estoy absolutamente en contra de
toda forma de violencia. Por
principios pero, qué queréis que os diga, también
por
pura inteligencia. Las revoluciones civiles que están triunfando últimamente en
todo el mundo han seguido en mayor o menor medida los
“198 métodos de acción no violenta” del filósofo
Gene Sharp,
que en su propio título ya nos indica bien claro que camino debemos evitar.
Una vez asentada esta premisa, necesitaba
compartir cómo mi cerebro ha vuelto a cortocircuitar esta semana pasada al recibir una
sobredosis de
manipulación informativa en forma de noticias sobre los
incidentes violentos de la manifestación de Barcelona. Un par de ejemplos, casi al azar, de unos y de otros:
- Manipulación en medios de comunicación: la portada del periódico ABC, que fue durísima e
ingeniosamente criticada en Twitter por
su absoluta falta de rigor con el hashtag #portadasABC.
Partido Popular: “Las protestas son
legítimas pero están organizadas por el
PSOE con el objetivo de crear un clima de conflictividad social”.
PSOE: “El problema no es la
violencia sino que haya alguien que
quiera relacionar al PSOE con la violencia”.
Sindicatos: “Los disturbios nada tienen
que ver con las protestas que estaban convocadas”.
Gobierno catalán: “El vandalismo es obra
de un grupo de violentos profesionales.
Estos incidentes perjudican la imagen
del país y el derecho a manifestarse”.
Ministro de Justicia: “Los disturbios son
muy negativos y probablemente hayan
costado muchos puestos de trabajo”.
¿Estamos locos o nos toman por idiotas? Perdón, la pregunta
es absurda,
saben que somos idiotas, llevan años comprobándolo.
Sé que, aparentemente, hablan de los disturbios pero mi (¿mal pensada?) lectura va más allá. ¿La nueva estrategia es tratar de responsabilizar a los ciudadanos de la “mala imagen” de
España en el exterior y decirles que, si
se manifiestan, serán culpables de que se pierdan puestos de trabajo, de que “los mercados” nos castiguen y de que
las agencias de rating nos rebajen la calificación? ¿Se puede ser más retorcido?
Llevo unos cuantos años dedicándome a la comunicación, las
relaciones públicas y la gestión de la reputación
online de empresas y
proyectos así que conozca de cerca las técnicas para construir y cuidar una “
imagen corporativa”. Sé lo importante
que es que la
marca España sea
positiva y fuerte pero es igualmente cierto
que los principales responsables de su construcción y mantenimiento no son los
ciudadanos “de a pie”. Ya solo faltaba que nos cargaran también con ese
mochuelo para pedirnos, a continuación, que por favor
no nos manifestemos para no
deteriorar la imagen de España.
Así que me parece importante volver a poner el foco, por un lado, en los verdaderos responsables y, por otro, en la manera en la que deberíamos reconstruir esa imagen. Y es que...
- Los continuos
“incidentes” de corrupción por parte de políticos, sindicatos,
empresarios, familia Real, etc.
- La
injusticias en materia de justicia y
política social, como los procesos del juez Garzón, el Gürtel, los
desahucios, la reforma laboral…
- Los casos de avaricia extrema de todo tipo de
personajes, desde los más previsibles (las
millonarias indemnizaciones de los directivos de los bancos
o las dietas y pensiones de los políticos) hasta las más inesperadas (supuestamente
el ejemplar tenista Rafa Nadal cobró un millón de euros solo por atender las entrevistas de TVE después de los partidos).
- La miopía
patológica de muchos directivos, como el presidente de la Academia de Cine,
que se resisten a los nuevos tiempos retrasando las soluciones a algunas de
nuestras crisis particulares.
- La fuga
de cerebros españoles al extranjero, la llamada “Generación JESP” (Jóvenes Emigrantes Sobradamente
Preparados).
2) ...parece que
todos tenemos asumido que solo importa
la imagen que dé España al exterior: a los mercados, a Bruselas, a los
americanos… Debe ser que estamos demasiado inmersos en la cultura del “aparentar”
más que del “ser”. ¿Alguien se ha parado a pensar en las emociones de
desencanto,
desconfianza, tristeza, miedo y rabia que se están instalando en el alma de la mayoría de los españoles a raíz de
este tipo de "incidentes"? ¿Alguien se está
preocupando de las consecuencias que puede tener esto en
nuestro estado de ánimo como país? Inevitablemente, esta situación solo nos conduce a los dos peores: la
resignación y el resentimiento.
Rubrico esta última reflexión con los enlaces de dos de los
textos (y sonidos) que me la han inspirado y que se expresan mejor y más
poéticamente que yo:
- “Basta ya”, del periodista Javier
Gallego al inicio del programa “Carne cruda” de Radio 3, que recomiendo
escuchar en su versión sonora, por la fuerza de la combinación de voz, música y
efectos sonoros.
Basta ya... de mentiras, de huidas hacia adelante, de parches que ganan tiempo para hundirnos más en la miseria... Quizás ha llegado la hora de bajarse de este tren paranoide y mitómano en el que nos han metido; identificar nuestras fortalezas y debilidades, construir una nueva auto-imagen de nosotros mismos, rigurosa, completa, empoderante... y volver a salir al mundo a enamorar con nuestro verdadero atractivo, que lo hay... y mucho.
PD: Quizás he puesto demasiados enlaces pero hay unos cuantos que merecen mucho la pena. Os recomiendo para cuando tengáis tiempo y ganas los relativos a los métodos de acción no violenta de Gene Sharp; la entrevista a Julio Anguita en Carne Cruda, que no tiene desperdicio (enlace en las palabras "saben que somos idiotas") y el tema de la relación de las emociones y los estados de ánimo con el liderazgo; además de los dos enlaces del final.